En la mitología del pueblo mapuche, se cree que en cada volcán habita un espíritu de gran poder, llamados “Pillán”. Los pillanes están bajo la tutela de espíritus superiores llamados Ngen, los cuales son propietarios y protectores de los volcanes.
En la cosmovisión de este pueblo, el volcán “Rucapillán” inspiraba sueños benéficos y «buen tiempo», se le consideraba un pillán benevolente.
Una de las leyendas más extendidas, cuenta que hace cientos de años, los espíritus Rucapillán y el Quetrupillán estuvieron envueltos en una feroz guerra durante un largo tiempo.
El poderoso Quetrupillán atacaba impetuosamente lanzando llamaradas y rocas incandescentes desde su interior, mientras que el Rucapillan respondía audazmente con fuertes ráfagas de viento.
Pero esta legendaria batalla se dio por terminada cuando el Rucapillán tomó desprevenido al Quetrupillán, quien se confió pensando que tenía la guerra ganada, y de un solo soplido arrasó con su cabeza, dejándolo sin cráter y sin la cresta que lo coronaba y enaltecía.
Desde entonces que el Quetrupillán es conocido como el volcán “Mocho”, por la forma de su cono mutilado, y ha permanecido inactivo debido a la vergüenza ocasionada por la pérdida de su cráter y su fracaso en la batalla. En términos geográficos, este volcán se considera una “Caldera volcánica”, es decir ha colapsado su cámara de magma. El cráter del volcán está obstruido por un glaciar y su falta de cono volcánico se explica como producto de una erupción violenta.
El Rucapillán (“La casa del Espíritu” en Mapudungún) es ahora conocido por todos como Volcán Villarrica, el más destacado y hermoso de la zona, con 2.450 metros de altura contando desde la base, sigue siendo uno de los volcanes más activos de Sudamérica, luciendo una forma cónica casi perfecta.
El Volcán Villarrica atrae anualmente a cerca de 15.000 turistas provenientes de todo mundo, que ascienden al volcán, además de ser ascendido hasta su cráter cada año por miles de andinistas que disfrutan de la aventura, excursionando por casi 6 horas con el fin de acercarse a la adrenalínica experiencia de estar cerca del cráter o disfrutar de la increíble vista desde la cima, donde se aprecian volcanes como Lanín y Llaima, y los lagos Villarrica, Caburgua y Calafquén, entre otros.
Sin duda, una experiencia indómita que no debes perderte, es acercarte a la morada de este antiguo espíritu Pillán que habita en el Volcán Villarrica.